- ¿Donde está Carlitos?
Luego de saturarme con "Mi nombre es...", ese maldito placer culpable de los programas de talentos, buscaba a Carlos para volver a la casa.
- Aquí...¡Estás pasaa' a chocolate! ¿De donde lo sacaste?
- Eh? Yo no he comido chocolate..
- ¡¿Y esperas que te crea con esa cara de culpable?!
Debo reconocer que tengo un problema, y que no está relacionado, directamente, con el chocolate. Es que cuando me acusan de algo, y no lo he hecho, también me pongo nerviosa, y empiezo a reirme, y bueno...
- ¡De verdad que no comí chocolate! ¿Cierto tío?
- No
- Ajajajajá! ¡Así que comiste chocolate! Yo sabía, esa carita de culpable que pones cuando haces algo malo...
Y partimos de vuelta a mi casa, entre medio de semáforos, ataques de risa, y desconfianza.
- ¡Pero si la base del matrimonio es la confianza!
- ¡Y también la comunicación!
- ¡Entonces te estoy comunicando que NO ME COMÍ EL CHOCOLATE!
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